Lápidas y sombras

Lápidas y sombras

Mírame y dime que miento, que no hallas sentimientos en mis escombros, aquellos que te enseñé en ese paseo por mi alma desnuda. Yo que te di lo que mi alma guardaba y por lo cual, gritaba. Dime que te miento cuando me abrazas y sonrío en tu pecho. No es un cuento que estoy en este tugurio. Tal vez no puedas leer mis labios cuando pronuncian tu nombre o escuchar mis manos cuando quieren unirse a las tuyas, o mis dedos cuando quieren tocar tu piel. Sé que no sientes mis pensamientos cuando recuerdan los momentos de las citas felices. Esas que terminaban en la orilla del mar con tus besos y tus manos en mi cintura, quizás, esto solo sea el sueño que nunca cumplimos, pero todavía te recuerdo; aunque yace nuestra historia junto a una lápida con nuestros nombres, te pienso.

Dejaré estas fantasías para unirme a un hecho verídico, donde mis manos no alcanzan la tuya y me encuentro sola en este jardín de sueños no cumplidos, con la esperanza de ser capaz de ser vehemente en una nueva historia. Salir de las sombras de una aventura pasada, desolada por el adiós de dos cuerpos entristecidos, esperando superar el camino recorrido; pero aquellas lágrimas aún suspiran por un roce de cuerpos celestes.

En mis escombros, incluso en ellos, nace una chispa en mi. La que enciende y deja atrás armonías corrosivas, esas que parecen felices en una toxicidad amable. Todavía queda vida en un corazón desolado y acostumbrado a la soledad en medio de algarabía. Quedan fuerzas en un cuerpo herido por los efectos colaterales de un alma desamparada, pero que no ha dejado de amar. Ella que nace de la miseria y la desdicha, que con callos en sus manos trabaja y desborda desinterés en lo que hace. Ella es un alma reparada.

Triste fue su partida, aunque mi ser descanse en los prados de pensamientos felices. Tristeza que se reflejaba en mis ojos con vileza, con una petición con fuerza: ¡Bésame antes de que te vayas! Pero parece que ya lo has hecho. Por eso, no dependo de cuentos en el amanecer que marchan hacia la oscuridad para darles un efímero fin, aunque por un tiempo los creí. Ojalá broten mis lágrimas al saber que no lo conseguí, pero que si lo intenté. Eso que pasea de voces en voces, con lo que sueñan las princesas, con lo que doy todo y no queda nada de mi. Quizás, un suspiro de una mirada deambulante buscando el horizonte a donde pertenece.

De qué vale ser amable con el viento y no darlo todo en el proceso. Si a pesar de las penumbras, mi voz nace con más fuerzas para ser fiel a mi misma y no dejar que la hábil sutileza de los corruptos me callen, puesto que he nacido de escombros y barro para ser transformada en la luz de versos refinados. Así que, tengo el compromiso de querer a pesar de la amargura. Ya sea el aire que respiro, los versos que te escribo o los buenos amigos, tengo el compromiso de querer. Quiero levantar de la oscuridad los ojos tristes y las lágrimas que no se alejan de sus espejos. Por eso, escribiré la historia con pluma y papel, para que se quede en este hermoso lienzo.

Escrito el 16 de diciembre 2020

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