Dejé de vivir en el pasado

Dejé de vivir en el pasado

Constantemente viajaba al pasado para traer los recuerdos de los días en que te amé. Me causaban sonrisas y siempre perfumaban el momento, sea cual fuera en el que estuviera. Tú eras el único pasado al que siempre quise volver. Tú eras el único pasado en el que deseaba con locura retroceder el tiempo. Miles de veces me pregunté qué pude haber hecho distinto y miles de veces mi respuesta fue la misma: te amé, ¿hice mal en hacerlo? ¿Supe hacerlo? Y aunque navegué con más preguntas que respuestas, hallé la forma…

Dejé de vivir en el pasado cuando me di cuenta de que ya no había ningún remedio, ningún futuro con tu nombre en la misma dirección de correo que el mío. Lo dejé ir cuando te vi en sus brazos sin sentir nada y pude recordar una última vez con la melancolía de saber que te amé. Tú eres el único pasado que seguirá siendo futuro haciéndose eterno en las palabras que dicto en este cuaderno. Y solo eso, páginas llenas de ti.

Fuiste el derroche de sábanas mojadas. Un encuentro fortuito con el hedonismo puro, con el furor de dos mentes completamente conectadas con algo más que solo placer. Un amor de más de una noche. Una esperanza que siempre se mantiene cuando veo tus ojos. Así me sentía a tu lado, no dejé que nada te alejara de mi. Superé todo cuanto se opuso a ti y a mí, colocándote en el lugar alto que te merecías. Me enorgullecía estar caminando en las plazas con tu mano en la mía. Estar en esa armonía que me tranquilizaba, me enamoraba y me enloquecía. Pero dejé de vivir esos recuerdos. Me aferré tanto a ti, que por un momento me perdí y ahora, al recuperarme, te veo y no siento nada.

Yo morí en tus besos aquella noche en la carretera. Así es como lo recuerdo. Me perdí en el tiempo cuando tu piel calenté. Sufrí miseria cuando desee sentir tu aliento agitarse una vez más. Quedé en completo silencio cuando te vi a mi lado. Encerré ese momento en mis pensamientos, deseando ser más tuyo, hacerme más tuyo. Supliqué al amor nunca dejar de amarte. Deseé estar en tus caricias siempre, que aquella carretera no tuviera fin ni que el ardor de nuestros cuerpos dejara de existir.

Pero la carretera terminó con nuestros deseos y anhelos. Se quedó con lo que fuimos y con lo que pudimos haber sido. Solicité perdón al universo por perderte, pero él me devolvió el favor con un abrazo y, aun cuando te anhelaba con todas mis ganas, solo pude mirarte a la distancia por mucho tiempo. Después de tanto, hoy vuelvo a verte con la misma belleza de siempre, eso nunca cambia, pero ya no siento nada. Dejé de vivir en el pasado con esos sentimientos que devoraban mi corazón, dejándome como un lastre y una vida que no he querido olvidar.

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