Arde, arde en los brazos de dos amantes como llama que no se consume. Arde como la eterna soledad o el perpetuo amor de una leyenda japonesa. Déjanos ser en esta inmensa noche que nos delata como amores intrépidos, que el calor que se disipa en la noche fría se mantenga mientras dure el fuego si no, que la fricción de nuestros cuerpos cuente otra historia para que arda hasta consumirse la pasión y el deseo. Por favor, que sea hasta que se consuma.
Si nos llenamos de tristeza, que se pierda en las nubes y la sutileza de tu risa. Si nos abruma, que se acomode en los lechos de un beso y una flor. Si nos quema, déjalo hasta que se consuma. Ojalá nos queme la esperanza y el amor, llenos de vida e ilusión. Ojalá el lastre sea olvidado y seamos absorbidos por la prosperidad que demandan nuestro tugurio. Sea nuestra mente repleta de parsimonia sea cual sea la situación, para que deslumbremos la felicidad en un cielo estrellado y oscuro, y, aunque sea por un instante o un fin de semana o, quizás, toda una vida; disfrutemos cada instante con la intensidad y el ardor de una llama que no se consume.
Yo quisiera dedicar noches y días en un juego de felicidad y armonía, como aquella paz que somete la brisa que se estrella en nuestra piel suavemente. Decir las cosas que nunca digo cuando me alejo y callo. Entregar, probablemente, los secretos que guardo en este ataúd de penas, pensamientos y remedios; pero te prometo con honestidad un abrazo sincero y un amor verdadero. Tanto en las sombras o en la luz del medio día, te declararé mil cosas que no sabías, mil razones para sonrojarte, mil y una para quererte y respetarte. Te haré entender que en mis brazos estás protegida y que guío tus manos por bellas praderas. Susurraré con sencillez mis sentimientos para que no se escape nada en el tiempo y sea guardado en tu memoria y, aunque sea borrada, te voy a enamorar todas las veces que sean necesarias. Si algún día te olvidas de mí y me tratas como si nunca te conocí, tendré la paciencia para esperarte o la fuerza para dejarte ir en un hecho inevitable.
Siempre preferiré la verdad y por eso, te hablo desde un alma desnuda, esperando ver brillar tus ojos al mirarme y afirmar tus brazos cuando me abraces. Ser quien te escucha cuando lo necesites, quien te hable cuando lo solicites, quien te ama cuando desees ser amada, quien te abraza cuando no tienes a donde ir, quien te sonríe cuando sientes tristeza. Quiero ser esa persona que encaja perfectamente en tu vida hasta que se consuma y solo queden cenizas.
Escrito el 5 de enero 2021